Una reflexión

La debacle venezolana ha sido de tal magnitud que ha golpeado a todos los sectores y a todo nivel. No hay un solo venezolano al que esta crisis no haya tocado de alguna forma. Yo sufro y me preocupo, al igual que la gran mayoría de los venezolanos que estamos en el extranjero, por nuestros familiares y amigos que permanecen en Venezuela.

Pero desde mi perspectiva de músico quiero decirles que extraño mucho el ambiente o movida musical en la que me desenvolvía en Venezuela. Veo con mucho dolor como el movimiento musical venezolano se ha resquebrajado. Era un ambiente magnífico y tristemente se rompieron grandes e importantes movimientos artísticos-musicales. Ojo, no quiero decir que aun en Venezuela no subsistan importantes proyectos y grandes músicos haciendo cosas maravillosas, me refiero a que muchos proyectos que venían creciendo han visto cortados sus caminos debido a esta crisis atroz.

En lo personal mis proyectos más relevantes se quebraron porque tuvimos que emigrar, irnos a diferentes ciudades y a diferentes países. Y así como a mí a infinidad de grupos e instituciones se les truncó su camino. Pero no quiero caer en la vorágine de seguir quejándonos por lo que nos pasa, digo todo esto a modo de reflexión y para compartirles mi inquietud respecto a esta situación desde una visión artístico-musical y con miras al futuro.

Yo me considero parte de un movimiento musical que giraba en torno a la música tradicional venezolana pero con una visión contemporánea, ligada principalmente a la música instrumental. Buena muestra de eso son Los Sinvergüenzas con 19 años de actividad y C4 Trío con 14 años. Pero estos grupos son consecuencia de muchos otros que nos antecedieron. También me considero parte de un número bastante grande de agrupaciones y músicos de mi misma generación que han hecho un trabajo magnífico en torno a la música tradicional contemporánea.

El hecho es que este movimiento logró difundir bastante bien su trabajo, captar un público asiduo, sobre todo en Caracas, y generar todo un movimiento en torno a esta música que implicaba por su puesto a los músicos, medios de comunicación, personal técnico, apoyo de importantes empresas, estudiantes de música que seguían la tendencia, y por supuesto una buena cantidad de público. Nunca fue un movimiento masivo, de grandes masas, pero sí con una cantidad aceptable de seguidores que además estaba en franco crecimiento.

Pues así como nos vimos obligados los músicos a salir del país y quedar fragmentados, así también se fragmentó nuestro público. Ahora hacer un concierto de música instrumental con aires venezolanos pero con un sonido actual o experimental, no moviliza mucha gente que digamos. La gran mayoría de los venezolanos en el exterior se han reencontrado con su música tradicional, ahora más que nunca buscan acercarse a eso que los identifica, pero pienso yo que por un tema de nostalgia van a lo más tradicional, lo más conocido, lo más popular.

Y no critico eso, ¿saben? Solo pienso que de cualquier manera los músicos no deberíamos darnos por vencidos y dejar de seguir experimentando y probando cosas con nuestra música. Invito a mis colegas músicos a que no desfallezcan en sus intentos de crear y difundir sus trabajos por muy experimentales o complejos que parezcan, pues eso hace parte de la evolución de una cultura musical que además en Venezuela es sumamente rica. Y así como invito a los músicos invito al público, a los empresarios o pequeños comerciantes, que apoyen a los músicos que están haciendo un esfuerzo por seguir intentando la titánica tarea de hacer arte con identidad venezolana en cualquier ciudad del planeta que nada tiene que ver con lo suyo.

Queda de nuestra parte seguir apoyando a los músicos y procurar que nuestra evolución no se vea tan coartada como en estos momentos. Ya ha perdido bastante, pero no debemos dejar que desaparezca.

Asiste a los conciertos, disfruta la música, abre tus oídos a escuchar otras cosas que a lo mejor no son las que estás acostumbrado escuchar, comparte, difunde, con estos pequeños gestos muchos de nosotros seguiremos en ese afán de hacer arte y no volvernos sencillamente en los amenizadores de una fiesta o una cena, trabajos muy dignos, pero que terminan a largo plazo cercenando el espíritu de los músicos.

By Hector molina

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